Bolivia posee una gran riqueza en biodiversidad y amplia ex- tensión territorial. En sus ecosistemas muy diferentes (altiplano, valle y trópico), en éste contexto la población más vulnerable, las mujeres y los hombres que desarrollan actividades productivas como medio de subsistencia, lo hacen, con mayor incidencia en el aprovechamiento de recursos natura- les renovables de acuerdo a la vocación de la tierra en el área rural y, con mayor incidencia en la creación de micro y pequeñas empresas en el área urbana; sin embargo todos esos esfuerzos se llevan adelante en un contexto de inseguridad jurídica, precariedad laboral, desigualdad de género, incidencias del cambio climático y degradación del medio ambiente.
Por otro lado se cuenta con un marco normativo favorable, en el que la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y las leyes en vigencia, establecen los objetivos para las políticas de desarrollo rural integral; garantizan la soberanía y seguridad alimentaria priorizando la producción, consumo y comercialización de alimentos de origen agropecuario producidos en el territorio boliviano; el cuidado de la madre tierra y el medio ambiente; la igualdad de género e inclusión social y económica con equidad; el fomento industrial manufacturero y fortalecimiento del desarrollo de las unidades productivas, su organización administrativa y empresarial, capacitación técnica y tecnológica en materia productiva; la formación para potenciar las capacidades productivas, la incorporación al sector productivo y el desarrollo de emprendimientos comunitarios, entre otros.
Del mismo modo, el Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020 (PDES), pretende disminuir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres. Por otro lado, para 2020 se promete reducir la pobreza extrema del 17,3% al 9,5%. El plan ha programado varios proyectos específicos, orientados a dar un salto cualitativo en la diversificación económica del país, en la industrialización y en la generación de mayores ingresos duraderos y estables, contemplando un rol más protagónico de los pequeños y media- nos productores y de la economía comunitaria.
Por otro lado, y según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas, el año 2012 la población boliviana era de 10.027.254 habitantes distribuidos en un 67% en las áreas urbanas y el 33% en el área rural. La tasa de crecimiento intercensal 2001-2012 muestra que el crecimiento poblacional en las zonas urbanas supera a las rurales, mostrando un proceso de migración creciente de los habitantes de las zonas rurales y también, una compleja problemática urbana.